viernes, 30 de mayo de 2014

POEMA II


LAS PEÑUELAS

 

Brillan las rocas de las Peñuelas

Y se miran con los chopos,

en el espejo del río.

Y en la vereda que baja,

los espinos blancos las acompañan.

Romeros y espliegos las adornan,

Tomillos y jaras las perfuman.

Y al anochecer, la luna se baña en el agua,

con su carita de plata, las ilumina.

Y para despedirse de ellas, sale del agua

Subiendo por la vereda, en la madrugada…

Las peñuelas soñolientas, se despiertan

Y miran como se pierde la luna…

… Entre las montañas.

 

MARIA TAU

 

jueves, 29 de mayo de 2014

RELATO... UN LUGAR... EN OTRO... TIEMPO


"EL MOLINO DEL COMENDADOR"
 

Pobre molino harinero…con sus muros desconchados... en otros tiempos eran níveos, encalados y tenían título nobiliario “El molino del Comendador”… hoy día de sus desconchones salen… como tela deshilachada… las pajas de sus adobes.

        Su tejado hundido y sus tejas, amontonadas en sus cimientos, todavía   conservan las  huellas de las nidadas que se hacían a la sombra de su alero.

        Los dinteles de sus puertas y ventanas hoy arrancadas de cuajo por el tiempo, la lluvia, el viento y el desdén de la memoria, cuelgan en algunos casos como jirones de tela.

        Y qué decir de su hacienda y su molienda de esto no queda nada, sin embargo todavía si te paras a escuchar… se oye la rueda girar, los granos de trigo crujir y las cascadas de agua correr por debajo de su foso.

 Es mi imaginación… me lleva a otros instantes pasados que quiero hacer presentes… traerlos a esta nueva realidad que desapruebo.

 Este agua era desviada por un canal que luego se convertía en una conducción en forma de pozo y al caer sobre la parte inferior del molino (bóveda) en forma de cascada,  ponía en movimiento un mecanismo y hacía girar un eje que transmitía la fuerza a la parte superior, donde se ubicaba la piedra de moler. . .

Todavía podemos ver los restos del canal, mantenido por unos arcos de piedra…  agujeros lóbregos, hoy cubiertos de lodo.

La muela desdentada y enmohecida, ha sido desgranada de su eje y seguro estará adornando algún lugar que no la deja servir para lo que ha sido creada

        Arrastro de mi memoria imágenes y emociones que salen de lo más dentro de mí.

Me parece todavía escuchar al molinero, hombre recio y bonachón, saco al hombro verter el grano por el agujero central de la rueda volandera y al cabo del tiempo… un polvo blanco, molido, salía por los bordes reducido a harina,  después utilizaba el cernedor que era un cilindro con varias secciones de malla de cedazo, cada una con un tamaño de paso distinto, le  hacía girar mientras la harina pasaba por su interior. Cada  sección arrojaba harina de mejor calidad, desde la más fina, llamada “harina de flor” a la más gruesa  y finalmente…  el salvado o afrecho, que es la cascarilla del grano molida.

Este ingenio molinero  "de caz", está situado a la vera del río Guadiana, justo  donde remansa sus aguas y construye un conjunto de islas con los sedimentos que el mismo río ha ido depositando con el pasar del tiempo y que dan el nombre al paraje “Islas del molino”.

Estas isletas otrora llenas de abundante vegetación,  plantas trepadoras, parras silvestres que formaban grandes lianas y cernían los rayos de sol al pasar por sus teselas, haciendo composiciones lumínicas dignas de un maestro obrador, unían árbol con árbol como madejas tejedoras que resguardasen de la vista secretos velados.

  Hoy las veo  deshebradas,  llenas de troncos viejos, mutilados y podridos, llenos de moho y carcoma que son arrastrados y limpiados por el río, cuando le crecen las barbas.

En cuanto a la fauna, garzas patilargas, ánades silvestres, garcetas blancas, galápagos, cormoranes de picos naranjas, nutrias de pelo tupido y todo tipo de peces pueblan estas sus aguas.

Su caz terminaba en una presa o azud que embalsaba el agua y conseguía una diferencia de altura para que el agua discurriera a más velocidad y poder mover sus pesadas muelas.

Unido al molino existía un puente de barda,… este daba paso a los campesinos y viandantes que llegaban al paraje e iban de paso hacia otros pueblos o a realizar la molienda de sus granos, ya que este molino era famoso en la comarca.

        Hoy día, el caz está totalmente destruido, no quedan nada más que sus cimientos y cuando llegan las lluvias se inundan todas  las tierras de su alrededor. Y como amo descuidado y permisivo deja pasar el agua por delante de su puerta y corta el paso a todo viandante que quiere cruzar su puente.

Este molino es como un hito en mi vida.

Recuerdo en mi adolescencia cuando en días de incomprensión y de leyenda familiar, encaminaba mis pasos hacia sus muros, descubriendo mi alma en su paraje y cuantas veces mis pies han colgado de algún tronco de los viejos olmos que lo habitaban , desgranando sentimientos y pensamientos, sueños y pesares que se iban con la corriente del agua, columpiando mis azares y proyectos en lienzos que dejaban impresos sus telarañas y las mías con la total convicción que me había escuchado…  como un sabio amigo.

Llegada la calma, enrollaba mi lienzo, escondía mis pinceles y pinturas bajo su muela desdentada y me marchaba ufana y ligera de equipaje hasta la nueva atacada.

Mis pies iban raudos y veloces desandando el camino hasta el pueblo, saltando las pasaderas del Bullaque de dos en dos. Me miraba en el espejo del agua y comprobaba que mis mejillas habían mejorado de color y mirando hacia atrás ponía mi dedo índice en mis labios y en mis ojos un guiño de complicidad…  el silencio me seguía y cruzando el ejido llegaba a mi casa por la puerta “falsa”, nadie me había echado de menos, nadie me llamaba… todo estaba como lo dejé….

Y así tantas veces como me llego al paraje ahora, es como me gustaría encontrármelo… como si la huella del tiempo no hubiera hecho mella en él de una manera inexorable…pero ya no está… mi amigo está herido de muerte… y en mi esperanza levanto los ojos y ruego por él….
 
                                                                     MARÍA TAU

 

 

jueves, 22 de mayo de 2014

RELATO DE UN INSTANTE


INSTANTE EMOCIONAL
 
 

Silencio en la tarde… solo se oye el sonido suave y rítmico de un reloj en la sala... Yo me observo esperando el momento… el instante… no hay prisa… me centro en mi respiración, metodología infalible, silencio… sonido del reloj y observación visual.  Escena costumbrista… búhos en el horizonte, sus redondos ojos se paran en los míos, misterio, magia, sincretismo del momento, fotos de otras edades, arquitas con recuerdos… espejo con calas de cristal y plomo, cajitas craqueladas que imitan otras épocas, cerámica artesanal que brilla por la cristalización de sus elementos abrasados. Una alfombra de nudos mezcla sus colores rojo, azul, blanco y negro. Una pantalla apagada que se puede encender con un dispositivo remoto y en las vitrinas copas y licores restos de pequeñas fiestas y encuentros pasados.

         ¿Y el instante, no llega? La impaciencia rompe el hechizo calma las paredes se llenan de brillos como pequeños puntitos de luz, que quieren formar figuras… sigo respirando y observando… el bolígrafo rasga el papel aumentando su velocidad, el tiempo interviene y la razón también. Se para el momento mágico.

         En el exterior se escucha el estertor de un coche, el chirriar de unas ruedas quemando y acelerando en el asfalto de la calle… en los cristales el tintineo de la lluvia… pequeñas gotas que gravan su forma en el espejo del cristal.

         No quiero pensar… sólo sentir, no quiero comparar formas, ni sonidos, ni medir ni pesar, solamente vivir el momento, aplaudir las sensaciones ¿Cuál ganará esta vez? Siento varias que luchan por hacerse sentir Hay una pereza testimonial que rivaliza con el tedio y raya el aburrimiento, niega la acción y se hace presa en mi latir.

         Sin embargo detrás de esa sensación un poco más postrera comienza a surgir otra revestida de alborozo, unida a un pequeño temblor físico y emocional, llevándome a cambiar mi ritmo de respiración aunque yo sigo cabalgando en ella. Es mi compañera de batalla, mi timón, mi arma secreta para navegar por estos mares profundos y en primer término inconscientes, ella va cambiando según me adentro en mi aventura atisbando y calibrando los peligros, baches, renuncias, altibajos, presión, energía.  Y subida a su grupa cabalgo por mis miserias como si no fueran mías porque no las conozco, me sorprenden y así abierto mi pecho a la luz y con voz firme y velada grito: ¡Que comience el baile!
           La orquesta barbotea sonidos al principio fuertes y percutidos como tambores y trompetas, sin orden ni armonía y poco a poco se va afinando colocando notas en un pentagrama indefinido, dirigido por un director que sabe cuál es su principio y no sabe cuál es su final… notas agudas intempestivas… notas leves y prolongadas… compases a diferentes tiempos y con diferentes claves.

         Y la danza comienza, un vaivén de vaporosas sensaciones se elevan al son de la citada música, que se va componiendo al mismo tiempo que la danza.

         ¿Cómo se pueden sincronizar tan bien el compositor y los danzarines? El observador se deja llevar por la visión interna y el fragor de la batalla…platillos y chinchines… violines y guitarras… flautas y chirivías todas obedecen y se adaptan. De cuando en cuando baja a los valles para después subir a las montañas. Cada vez más sublime, el sonido rescata y eleva a son de la comparsa versos, poemas, leyendas, esperanza…

  Y el final se acerca...  todo queda... en calma...
 Cesan los violines...  paran las guitarras...  los danzarines acaban su danza...  sudorosos y ajenos a lo que les aguarda, porque un viento ligero los hace volar, los levanta y los lleva muy lejos, muy lejos... a mejores plazas.

El instante reposa...  la luz se apaga... se recobra el sentido...  todo hace reposar la sala. El silencio...  hace su aparición y el reloj hace sonar su marcha…

 

                                                    MARIA TAU

miércoles, 21 de mayo de 2014

EXPERIENCIA VIAJERA




LA SENDA DEL PARRIZAL

 


PUEBLO DE BECEITE
A nuestra llegada al pueblo de  Beceite nos informamos de las rutas e itinerarios naturales que existían en estos singulares parajes que lo rodean.

        Todo viajero que llega a Beceite nunca debe marcharse sin conocer “El Parrizal”.

RIO MATARRAYA
 
Se debe de conocer de manera pausada, pues aquí la naturaleza nos brinda la oportunidad de contemplar un generoso lienzo de colores y de formas  sin fin,  donde el agua, la roca y el árbol, son auténticos protagonistas y verdaderos personajes de este paraje singular.

 
        Formando parte de la comarca turolense del Matarranya, es una de las más generosas en paisaje que nos ofrece la provincia de Teruel.
        Desde el cretácico y el jurásico, gracias  al fenómeno de la erosión se ha venido produciendo, como si de un escultor se tratara, la metamorfosis de este valle, recorrido por el río que da nombre a la comarca.
        Se la conoce por sus sierras escarpadas, llenas de pináculos de variopintas formas y densos bosques de múltiples especies arbóreas.

        En el llano siempre acompañados por pinos y encinas y según ascendemos cambiamos acebos, arces y enebros e incluso admirar alguna escondida haya.

        El primer  tramo  de unos seis kilómetros, lo podemos realizar en coche, por una carretera asfaltada, en bicicleta o caminando.

        Siguiendo los carteles indicadores al Parrizal, pasamos el bonito pueblo medieval de  Beceite, hasta llegar a una explanada donde se deja el coche. A partir de este lugar tenemos todos que seguir a pie, por un sendero estrecho, pasando por dos túneles escavados en la roca.


YACIMIENTO RUPESTRE "LA FENELLASA"
        Pasado el primer túnel también podemos admirar unas pinturas ruprestes, el yacimiento rupestre de  “La Fenellasa” aproximadamente de año 6.000 a. C. sobre un abrigo rocoso con pinturas de la etapa Mesolítica o Neolítica declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Pertenecen a los estilos esquemático y levantino de factura más naturalista. Este yacimiento pertenece a la ruta de los Primeros Pobladores. Se representa una escena con animales y seres humanos en simples trazos verticales. Cuatro jinetes cabalgan a pie , y cinco de ellos montados.

        Dejando atrás las pinturas rupestres pasamos un segundo arco excavado en la roca, un cartelito que anuncia “La cova de la Dona” que dejamos a mano izquierda del camino.


PASARELA SOBRE EL RÍO MATARRAYA
        Poco a poco el camino se va haciendo cada vez más estrecho, hasta ver aparecer una pasarela anclada en la roca de la montaña que nos permite  continuar el camino sobre el río y aquí podríamos decir que estaríamos en el comienzo de la ruta, en la que avanzaremos aproximadamente seis kilómetros.

        Por esta ruta, no solo se camina, se salta de roca en roca, sobre piedras colocadas estratégicamente sobre el río y hay que tener cuidado pues pueden estar resbaladizas o mojadas, Hay que pasar dos roquedales antes de llegar al estrecho, aunque merece la pena presenciar el espectáculo de color que nos ofrecen estas montañas verticales donde sobreviven grupos de matorrales que se agarran y trepan  por sus rocas e incluso algunos pinos.

        Podemos admirar figuras de rocas que el tiempo y la erosión han ido esculpiendo, y mientras nos vamos acercando, cada vez se hacen más inexpugnables, haciéndonos saltar, mantener el equilibrio serpentear etc., lo que nos hace centrarnos en el camino.

        Cuando veamos que el río queda completamente encajonado por estas paredes verticales, hasta tal punto que parece que le adoran, habremos llegado al final de nuestra ruta.

        Todavía los más experimentados podrán continuar ruta hasta el nacimiento del río en el interior de estas montañas, pero tendrán que nadar en estas transparentes y frías aguas subir por estas verticales paredes, aunque es verdad que les espera un alto paraje lleno de paz, templo pétreo del río de aguas límpidas y cristalinas.

Este ecosistema formado por el río y su entorno, presenta una gran importancia medioambiental.

AGUILA DOURADA
        Aves como el mirlo que encuentra alimento en el rio donde podemos verle como se sumerge, el Martín pescador como una flecha azul sobre el río, la lavandera cascadeña, la cuereta torrentera que mueve su cola arriba y abajo cuando pasea por las rocas, buitres e incluso algún alimoche, águilas reales, águila dourada, águila perdicera, águila cuabarrada y el halcón  peregrino.

        A  consecuencia de sus aguas limpias,  encontramos también el cangrejo autóctono. Peces como la trucha en la cabecera del río, el barbo culirojo y aguas abajo la madrilla y el barbo común.
CABRA MONTÉS
        Mamíferos como la nutria, que podemos observar sus excrementos en las rocas, la cabra montés, el jabalí, la garduña, la ardilla roja fácil de localizar por el rastro que dejan de piñas roídas.
        De este modo os animo a visitar este paraje ya sea de un modo o de otro, pues nunca olvidaréis lo que vuestra retina captará convirtiéndolo en un recuerdo placentero e inolvidable.

                                 

                                                                         MARIA TAU







lunes, 19 de mayo de 2014

POEMA


 
EL PATIO DE MI ABUELA

 

 

Huele el patio de mi abuela, a limones y a canela

Olores que me recuerdan a ella.

Entre las paredes encaladas, sobre el empedrado

Surge un pozo con broquel.

Bajo la sombra de una gran parra, haces de luz se forman entre las hojas.

Flores y parterres en las esquinas,

Arriates y macetas bajo su friso azulado.

En el rellano se reúnen las vecinas, para contar sus historias,

Hacen bailar los bolillos, en corro, sentadas en sillas bajas.

La Andrea, La Antonia y la Sebastiana

Entre las más estimadas.

Ajuares para sus hijas, mantelerías de hilo fino, encajes para sábanas,

Lagartera y Filtiré bien bordados, del derecho y del revés.

En mi memoria aparecen como susurros, los dimes y los diretes.

Para todo había receta,

Lo mismo se cuece una boda, que se planta una maceta.

No faltan consejos, no faltan ayudas,

a todo se prestan las buenas vecinas.

A su conversación viene una boda,

La hija de la Jacinta con El Sabanilla.

No sé como acabó todo, un recuerdo lejano, como un eco entre paredes,

De un patio florido de paredes blancas, los olores

La blancura de los lienzos y unas cantarinas voces…

      MARIA TAU

 

domingo, 18 de mayo de 2014

RELATO MARINO...


DESDE LA FRONTERA

  El sonido de un motor nos acompaña horas y horas…

Nos recibe un cielo enmarañado y despeinado, jirones de viento lo peinan.

El sol en su cenit, muy tímido y soñoliento, parado en lo alto como un faro marinero, ilumina con su estela un mar embravecido, batido por ese mismo viento, rebosante de espuma que golpea el perfil arenoso de una playa en bajamar. A la derecha, un vértice pedregoso revienta las olas.

       
          En el horizonte barcazas de pesca que bailan sobre las olas marinas como veletas en tejado.
           

     Un gorjeo metálico se mezcla con el espumoso sonido… son gaviotas que enseñan su vientre blanco al volar y siluetean su figura al contraluz. Todo ello se amalgama y me golpea contrastando mi calma con la fuerza del momento.
            Sólo yo y el instante, me gustaría unificar la dualidad para que la magia surja y me inunde… sentir… sentir… Levanto mis sentidos para aislar las sensaciones, una de las más sublimes, ya la veo aparecer entre mis sombras, asoma arremolinada como gaviota detrás de los restos de pesca de las barcas, volviendo de alta mar, pegándose al motor, haciendo peligrar sus alas, venciendo su miedo, salvando con movimientos valientes el empuje del viento, luchando por su premio, su recompensa.
            Acompañada pero solitaria a la vez, vuelo raso, en vertical alcanzando el sol cenital, así como el mar bravío y la arenosa playa.

            Abajo, el golpeteo de los pies de “los coquineros” contra la arena y la espuma, sus siluetas oscuras se mecen al vaivén de su baile, apoyados en un palo que hace de trípode y equilibra su ritmo, unas veces fuerte y otras cadencioso, extrayendo de entre la arena, el agua y la sal el rico alimento que les sirve de sustento.

Me deleito en la escena, colores grisáceos, blanquecinos, azules, en contrastes, ondulados besos de mar, olores de primavera.
 
Mis pies se hunden en la arena, me cuesta caminar, la marea regresa el agua a la playa e inunda las conchas marinas esparcidas por la arena, cangrejos perezosos que caminan hacia atrás.
Reflejos violetas resultado de la mezcla del azul marino con el naranja del sol al rielar sobre el agua.

Mis huellas resetean la superficie bañada y forman figuras diversas al mismo tiempo que me beneficio de la frescura del agua que choca y espumea contra mí, penetrando por mis poros y formando parte de mi piel.

Subo y bajo por las dunas playeras, amarrada como ellas sujeta por raíces, recuerdos, sombras… aunque con movimientos imperceptibles que cambian su fisonomía a través del tiempo. A veces se dejan bañar y sus pálidas arenas son arrastradas al océano profundo para volver a salir en un día de tormenta... todo cambia en apariencia, pero permanece en esencia que es inalterable en el espacio y en el tiempo.
Aunque disfrutamos con las formas, las atractivas formas que la revisten y atraen con sus mágicas transformaciones que hacen variar las vidas, los paisajes, los colores, las sensaciones, las apariencias, el fondo y la forma…
Regreso a mí,  a mis sensaciones, a mi galopar, respiro y vuelvo a respirar, calmo mi batalla interior, dejo salir mi emoción que esta vez sabe a sal, se columpia en mi pecho como las ondas concéntricas, sin color ni olor, parece que van a romper sobre el espigón de mi cuerpo, sin embargo surgen y salen aliviadas, vaporosas y alcanzan el horizonte diciéndome adiós desde la lejanía…



                                                                         María Tau

miércoles, 14 de mayo de 2014





 

LA BIODANZA


 

          La Biodanza o danza de la vida, consiste en una serie de ejercicios de movimiento, relajación y voz, escuchando una música específica.

         A través de la música, el movimiento y la interacción con el otro, la Biodanza facilita la expresión y el poder transmitir lo que llevamos dentro, haciendo a la vez ejercicio. Todo esto hace que cualquier persona la pueda practicar, independientemente de la edad o estado físico.

        Al poder exteriorizar lo que llevamos dentro, sin utilizar para ello la palabra, conseguimos armonizar cuerpo, mente, emociones y sentimientos.Con su práctica conseguimos la integración de lo que pensamos, sentimos y hacemos, para evitar que pensemos una cosa, sintamos otra y hagamos la contraria.

        No olvidemos que muchas personas viven en un medio tóxico que imposibilita la expresión de su potencial afectivo y creativo y que pensar y sentir una cosa y hacer otra diferente, no es coherencia, y la incoherencia y la falta de autenticidad a la larga crean problemas de salud.

        LaBiodanza utiliza una serie de ejercicios estimulados por la música, que trabajan las cinco líneas básicas de expresión del ser humano que son la vitalidad, la sensualidad, la creatividad, la afectividad y la trascendencia.
          En general fomenta la salud y el desarrollo armonioso de la personalidad.

          Hace a las personas más saludables, más fuertes, más equilibradas, capaces de enfrentarse con gran entereza a las circunstancias y vicisitudes, mejorando con ello la calidad de vida.

          En lo que respecta al estado psicológico y emocional su práctica hace que las personas se sientan más vitales, creativas y capaces de disfrutar intensamente de la vida, permitiendo que las personas se sientan reconocidas, aceptadas y queridas por ellas mismas, es decir por lo que son, no por lo que hacen, ni por lo que tienen, se encuentren a si mismas y se reconozcan a través de los demás, facilitando el vivir en armonía.

          Y en lo referente al estado físico actúa como una gimnasia de mantenimiento, con la ventaja de hacer ejercicio físico sin esfuerzo y casi sin darse cuenta.

          La música tienen mucho que ver en ello, ya que ésta aumenta y potencia la fuerza y resistencia frente al ejercicio a nivel físico y eleva el estado anímico a nivel mental.
  • Nos ayuda a descubrir y desarrollar nuestros potenciales.
  • Hace desaparecer paulatinamente tensiones, estrés y dolores.
  • Superación de estados de carencia afectivo-emocional.
  • Reducción del pensamiento compulsivo-negativo.
  • Fomenta y mejora la expresión y comunicación.
  • Favorece la conexión con la vida en toda su plenitud, en el aquí y el ahora.
  • Ayuda al reencuentro consigo mismo y con los demás.
  • Alienta el instinto lúdico, y el goce y disfrute de la vida.
          Se basa en musicoterapia y movimiento trabajando al unísono. La música, facilita su realización ya que toda música es inspiradora y produce o hace que sientas algo.

         Toda persona se beneficia desde el primer día, ya que no es nada estudiado ni que necesite ser aprendido, utiliza la espontaneidad, lo instintivo, lo natural, basándose simplemente en lo que la música te inspira y te produce. Tú sencillamente lo manifiestas con tu cuerpo, con el movimiento, los gestos y la expresión.

Origen e historia

Fue creada por Rolando Toro, antropólogo y psicólogo chileno, en los años 60, el cual elaboró experiencias clínicas con pacientes psiquiátricos para comprobar las vivencias que la música puede estimular en las personas. Llegó a la conclusión que la música tiene un poder curativo capaz de modificar estados físicos y emocionales crónicos.

La investigación se desarrolló a lo largo de 25 años de confrontación con la realidad, hasta llegar a la elaboración de un modelo teórico científico.

Actualmente la Biodanza está instaurada en multitud de países. En España se conoce desde hace aproximadamente unos 40 años.


En resumen el objetivo de la Biodanza es que cada persona sea responsable de su propio crecimiento personal, que pueda motivarse y crear nuevos alicientes para vivir y en particular mantener un estilo de vida centrado en la salud y el bienestar con todos los beneficios que ello comporta.


         


martes, 13 de mayo de 2014

RECUERDOS...


El trenillo de carbón

Madrugada de canto de pájaro, por la sierra perfiles de viento y cuna de sol a medio vestir.
            Rosa se ha levantado con el ser de día, barrunta día de trasiego, llanto y despedidas. Canta el  gallo.
La niña la tiene vestida, la abuela la está dando los últimos estrujones, la apreta contra sí y no para de decirle… que se acuerde de ella,  de sus cuidados.
El abuelo sombrero en ristre y traje de pana se limpia los ojos disimulando una lágrima…- Ven Chiquila, te quiero hacer un regalo, es el cuento que te narro todas las noches antes de irte a acostar, para que te lo cuente tu padre y te acuerdes de mí… y de la yegua blanca que nos lleva todas las tardes a la huerta, de paseo.
El padre marea los pasos de acá para allá… Es una pena… que el futuro de nuestras vidas esté tan lejos del hogar paterno, de nuestras raíces.
Después mira a su mujer tiernamente, la agarra del brazo  con su mano derecha,  en la otra lleva toda su vida doblada en  una  maleta.
Besos por doquier. La niña grita: -¡Hurra ya nos vamos! Todos se ponen en movimiento. Los caballos piafan en la puerta. El sol quiere asomar por el horizonte como dando rutina al momento, pero no, ellos saben que todo va a ser diferente aunque el sol peine el horizonte como todos los días.
            Dos horas de cabalgadura por veredas y caminos, para llegar a San Quintín primer jalón de su viaje. El gañan marchará de nuevo al pueblo con los caballos y ellos cogerán un tren, el trenillo de carbón que hace acto de presencia cuando ellos ponen sus pies en el andén de la estación.
No quieren mirar atrás, ahora  su destino viene marcado por ese tren que aparece  entre las vías. Una humareda se extiende entre los viajeros y un olor a carbonilla hace  que el momento tome tintes oscuros de dolor e incertidumbre…

La niña mira asombrada y con ojos brillantes la aparición del artilugio que para ella es totalmente  novedoso, su ruido, su chimenea humeante y su traca- trá, no parece de este mundo sino que viene del más allá.
-¡Es una culebra con ventanas!- grita la niña entusiasmada, aunque su voz también tiene un ligero temblor, algún tinte de miedo; con una mano agarra fuerte la falda de su madre y  la otra la esconde en la mano de su padre, su calidez la llena de valentía…
-¿Podemos subir ya? ¡No me lo quiero perder! Grita la niña emocionada.
En ese momento un pitido estalla en la estación, el tren anuncia su salida, nuestros viajeros suben las escaleras del  vagón y entregan su vida al vaivén de la marcha.
Una vez en sus asientos, el padre mira a Rosa y a su hija, se siente responsable de sus destinos. La madre acaricia su vientre, dentro de poco habrá un nuevo miembro en la familia. Esto la preocupa y la alegra al mismo tiempo, será como un buen augurio para ese nuevo destino.- “Los niños vienen siempre con un pan bajo el brazo” piensa, es una mujer de arrestos,quita la preocupación de su cara y sonríe.
El trenecillo de carbón se mueve y como activados por un resorte, los tres miran por la ventanilla para ver alejarse la estación.
Una estela de humo negro va tiñendo el paisaje que pasa raudo... aunque la luz inunda el vagón de nuestros viajeros que llena sus corazones de esperanza…