martes, 16 de septiembre de 2014








 
 
RECUERDOS...EN LA ERA... DEL EJIDO
 

          Día ajetreado en la hacienda, todo es bullicio, entradas y salidas.

 
          Ha amanecido un día sin nubes, el sol en su incipiente salida en la madrugada  apunta maneras y los colores rojizos tiñen el horizonte. Aunque todavía canta el gallo, los portones de la casa ya están abiertos de par en par, el patio lleno de útiles labriegos propios de la hacienda encomendada. Los gañanes arrean a los animales para que ocupen el lugar para la carga, el sudor perla sus frentes, todo es bregar, hay que transportarlo todo a la “era”, comienza la trilla, esa elaborada faena que tiene que separar la paja del grano para terminar de recoger la cosecha.
         María se ha levantado con el ser de día, le encanta la faena y el bullicio, ella se quedará en la casa con la abuela, las mujeres prepararán la comida para llevarla a los hombres que faenan sin descanso. Grandes ollas cuecen ya en el fuego, llenas de carne y legumbres que aliviaran el cansancio y el hambre de estos mocetones labriegos que han venido de otros lugares contratados para ello, aunque después de años, sus caras ya le van siendo familiares y se atreve hasta a llamarles por su nombre.
También tiene la oportunidad de ayudar, hacer recados que la mandan y sobretodo y principal tarea no interrumpir. Ella y su perra “Mori” observan bien pertrechadas desde su refugio, una higuera bien situada en la parte central del patio de acceso a las cuadras con  una sombra privilegiada.
         En días anteriores, el grano segado se ha transportado del pedazo de la tierra donde fue sembrado y cultivado a la zona de trilla, un lugar comunal del pueblo, habilitado a espaldas de las casas, en el ejido, llamada “La era”... cada labrador tiene su espacio que utiliza todos los años.
         Los carros  tirados por mulas pardas, azuzados por los hombres  han descargado las mieses segadas, atadas en grandes manojos rizados que abarcan las secas y doradas espigas preñadas de suculentos granos de trigo,  han formado  grandes círculos, las parvas donde se hará la trilla. Otros carros transportan los trillos, aperos  de madera, parecido a un trineo con un  tablero grueso, de forma rectangular  con la parte frontal algo más estrecha y curvada hacia arriba  y cuyo vientre está guarnecido de esquirlas cortantes de piedra, aplasta y corta la paja y el trigo queda debajo. También se han transportado las aventadoras o bieldos, instrumentos que sirven para aventar como su nombre indica y separar el grano de la paja después de la trilla. Son duros días hasta que el grano queda envasado en sacos y costales para su venta.
A María le encanta tirarse al montón de paja con su perrita y jugar y enterrarse dentro, hasta que ella la encuentra, después se va a bañar al río que está cerca de la era, para quitarse el polvo que la mies ha dejado impregnada en su piel y que la hace estremecerse de picor.  A veces la acompaña el abuelo y recogen enea que crece a la orilla del río y que ponen a secar al sol, una vez seca, hacen cestos y enseres en el invierno.
También con sus primos va  a cazar renacuajos al arroyo que baja al río, atraviesa la era desde el pilón o abrevadero de animales, las pequeñas ranitas saltan en su orilla entre las matas de menta poleo, berritos y acederas, las ven nadar en el agua y hacen competiciones calificando cual salta más alta, siempre sin hacer mal a los animales y volviéndolas a dejar de nuevo en su hábitat después de haberlas observado. Son días de asueto para los niños por las vacaciones estivales, cuando  más faena hay en la casa, los niños disfrutan más de su libre albedrío disminuyendo la atención severa de los adultos.
También es divertido subirse al trillo y llevar del ramal a Princesa que la transporta como si de un trineo se tratase, sentir el apero deslizarse por los haces de paja y escuchar el crujido de ésta  al quebrarse. María bambolea los ramales de la yegua que se desliza entre la rubia paja con un trotecillo alegre, animada por las voces de la niña que la anima a correr.- ¡Vamos Princesa, un poco más rápido, no seas holgazana! Mas  tarde acabada la trilla, acompaña al abuelo y le ayuda a cepillar su pelo blanco que se lustra y vuelve de nuevo a brillar, un buen celemín de trigo y agua fresca en el abrevadero para aliviarla de la sed y el calor.
Los mejores momentos llegan con la comida y las cenas, cuando los segadores y temporeros se sientan todos alrededor de la pitanza y cada uno cuenta las experiencias acaecidas en otros lugares por los que han pasado, las faenas, peripecias, amores y desamores adornadas todas estas historias con añadidos personales, que nada desmerecen de las hazañas de grandes héroes.
María como siempre acurrucada al lado del abuelo, escucha atenta las descripciones de lugares y anécdotas . Los hombres y mujeres se convertían en gigantes  a medida que el coraje de sus hazañas los envolvía.
         Cuando las voces se iban apagando, el silencio y la oscuridad reinaban en la era, el abuelo la iba enseñando, señalando los nombres de las diferentes estrellas y constelaciones que había en ese momento en la bóveda del cielo…
         La magia de las historias junto con las leyendas de los héroes y diosas que poblaban el Universo y ese camino alquímico, blanco y empolvado de estrellas como era el Camino de Santiago, llenaban de sueños  y anheladas aventuras el corazón y la mente de la niña.
         Y allí en ese lugar mágico,,, es donde esa niña transformada lo busca y lo encuentra siempre que lo necesita… Buenas noches amigo….
                                             MARIA TAU




lunes, 8 de septiembre de 2014

EL PAISAJE… ESE SER VIVO (ARTICULO)


EL PAISAJE… ESE SER VIVO

(Conmemorando el día del Planeta)

     Colocamos el paisaje como elemento motor de la observación, entorno que nos acompaña que nos acoge, ser vivo al que cuidar y proteger, favorecedor para que se dé la vida en nuestro Planeta.
           Interiorizando en él encontramos sus dos mitades, una concreta, viva y otra virtual, imaginaria. Aún podría existir una tercera también viva, oculta que crece fuera de la vista , que se sumerge en sus raíces. Ésta se profundiza y forma un misterio en su ser, más nos llama de alguna manera a comprender la intimidad real que identificamos con el interiorismo, las raíces, los ecos, las sombras, el otro lado…
            Comenzando con la primera parte la concreta y visual, mezcla de la belleza, el cromatismo que depende de la luz obviamente, también del estado anímico y de la sensibilidad  del observador; las formas que lo habitan, así como los diferentes seres vivos que lo pueblan, sus estatus, sus hábitats, sus elementos físicos, mares, ríos, océanos, bosques, llanuras, etc., y su disposición que permanece o muta según varíen sus estructuras, el clima que lo favorece o perjudica. Etc.,
            La segunda mitad, la virtual, es el espejo en el que se mira la primera y que solo existe en los reflejos, memorias, recuerdos, fotografías mentales que nos han llevado a idealizar o a desprestigiar el mismo. Es un paisaje totalmente subjetivo que vamos formando a lo largo de nuestra vida tanto si lo vamos frecuentando… entonces le añadimos sentimientos y emociones… como si lo visitamos por una sola vez y es víctima de la sorpresa, o  del desencanto, la búsqueda de la belleza,… de la ansiada felicidad.
            A veces el paisaje es confundido por su reflejo en unas aguas serenas y límpidas, en un charco de lluvia, en el brillo de una calzada, es identificado y a veces comparado con su forma casi real, ganando en una competición fotográfica.
            Otras veces es copiado o representado por insignes artistas tanto de la fotografía como de la pintura, promocionándose y haciéndose famoso por llevar nombre de autor.
            También puede formar parte de nuestro mundo onírico, de nuestra fantasía y aparecer misterioso y ajeno a su forma como solo es concebido por su soñador o pensador y que no tiene nada que ver, e incluso permanecer ajeno a su parte real existente.
 
            Y si nos ponemos a imaginar la tercera parte,  existe oculta, en su enmarañado subsuelo, saturado de raíces de todos los tamaños y formas, hábitats de animales subterráneos conocidos por investigación científica, bolsas magmáticas, fallas, pliegues geológicos, ríos de carburantes, cuevas subterráneas…
 Este es un mundo de sombras para el hombre porque no tiene acceso visual espontáneo, no es un mundo aparte sino es un mundo prolongado del anterior concreto y que se perjudica o favorece  del mismo, ya que está simbiotizado y no existiría una mitad sin la otra.
Cuando penetro como observador en mi paisaje… remodelo su estructura y adapto su forma… el sentimiento no sabe de partes… quien  conceptúa, clasifica,  define, ordena y desordena, coloca al norte o al sur, es decir orienta o desorienta…  es mi mente.
            El sentimiento parte del caos emocional que libera todos los elementos yuxtapuestos y hace sentir, ilusionar, retorcer, amalgamar las diferentes emociones que saltan de la chispa visual y recorren el espacio vital del espectador por los infinitos hilos de que se vale su percepción, alimentada por las sustancias químicas que ordenan su materia y van sumergiendo al sujeto en una visión escatológica que confunde y mezcla lo concreto, lo abstracto,  lo onírico, lo misterioso, lo cromático y cual  matraz alquímico , lo amalgama, lo unifica, lo cristaliza y lo envuelve y cambia su estilismo…
Después contamos  con otro recurso que el observador de nuestro paisaje tiene,  su memoria en el tiempo…  en su extasiada contemplación brotan de su interior elementos que inventa o añade por asociación y así fabula y reordena lo concreto y lo vuelve a visualizar con una pátina atemporal que inmortaliza los elementos impresos revitalizados y con edición propia, personal…
De este modo, combinando las diferentes acepciones de nuestro paisaje, sus variadas partes,  y según que el observador lo mire o lo vea, lo inmortalice o lo destruya con su mera observación, variará de una forma u otra según el cristal que refleje el color de su visión…
 
                                                                      MARÍA TAU

martes, 2 de septiembre de 2014


LA MAGIA DEL UNIVERSO

 El atardecer mostraba todo su esplendor, un horizonte anaranjado y violáceo despedía un día caluroso en el que el sol a pesar de ser Agosto había lucido con toda su fuerza, es de esos días recomendados por los dermatólogos que hay que embadurnarse de específicos para filtrar los rayos de sol y no maltratar  la piel.

         ¿Qué le pasa al sol? Los vaticinios que hay sobre nuestro astro rey después de arduas investigaciones “es que son explosiones de radiación de gran alcance”.  ¿Qué pueden producir entonces estas radiaciones? Estas radiaciones nocivas de sus llamaradas no pueden pasar a través de la atmósfera de la Tierra y afectar físicamente a los seres humanos, sin embargo, cuando son lo suficientemente intensas pueden perturbar la atmósfera en la capa donde viajan las señales de GPS y las comunicaciones". 
           Como un cuerpo vivo nuestro Sol mueve su energía y su estructura molecular, cambiando su morfología, su brillo y su silueta, proporcionándonos de manera visible sus brillantes llamaradas, auténticas olas de fuego que salpican el espacio que lo envuelve.

         Observar y hacer patente este hecho a través de las fotos que nos mandan los diferentes observatorios que controlan y estudian este fenómeno, nos deja maravillados y extasiados verificando los virtuosismos cromáticos y las variopintas formas y oleadas de fuego que aparecen y modifican el perfil solar.
          Con nuestros medios de a pie y poniéndolo bien sentado en tierra solo lo podemos observar cómo se marcha y reaparece en el horizonte rodeado de halos de  colores.

         Después de ver y sentir el atardecer nos vemos sorprendidos por una noche de luna nueva que nos deja visualizar desde el lugar en que nos encontramos un inmenso marco estelar, la polvorienta vía láctea que profundiza en un cielo azul marino y gira y se retuerce formando grupos y asociaciones de estrellas con diferentes brillos y formas intercaladas por el brillo reflejado de los planetas visibles en las constelaciones  de Virgo y Escorpio.
          La conjunción de Saturno Marte y la luna nueva en Escorpio solo visible en el cromado amanecer.

         Esta simbiosis planetaria originada a miles de kilómetros del ojo observador  y que la provoca la perspectiva lejana como si de algo mágico se tratara.
          Y aquí si nos dejamos guiar por la magia, el hombre a lo largo de la historia ha contado y contará leyendas, relatos, poemas y gloriosas epopeyas de nuestros elementos siderales, personificando y dando forma de héroes y deidades a los diferentes planetas y astros y haciéndoles vivir mil y una aventuras , casando o separando a hombres y a dioses y dando a luz al mundo de los héroes fruto de relaciones incestuosas entre dioses, diosas, hombres y mujeres, que han dado exitosos relatos en todas la literatura universal.

         Y si nos adentramos en la mítica Astrología, ciencia para algunos que adivina o muestra de una manera intuitiva, conjuntando o formando ángulos entre los diferentes planetas y estrellas de nuestro sistema para designar el futuro de los hombres que han nacido en las diferentes latitudes, longitudes y tiempos, nos adentraremos en un mundo totalmente mágico y adivinatorio, inductivo y deductivo que ilumina o apaga el devenir de los hombres.
          ¿Cómo conjugar todas estas diferentes acepciones y mezclar las distintas sensibilidades, ciencia empírica, experimental, anacronía , tiempo y espacio, magia y adivinación, Literatura?

         Dependiendo desde que realidad se mire, en que circunstancia nos encontremos , experiencias encontradas en nuestro caminar, apertura de mente y forma y diferencias culturales nos acercaremos a una interpretación u otra.
           Que cada uno elija su caminar con estos dioses o astros que iluminan …nuestros senderos y que nos miran desde su privilegiada perspectiva…..

                                                                   MARIA TAU